Como
cada año, la cercanía del BAFICI nos lleva a ese estado que combina
expectación, alegría y algo de ansiedad ante la enorme oferta y las
limitaciones temporales para ver todo lo que quisiéramos. Es por eso que, a
continuación, les dejamos algunas breves consideraciones críticas (realizadas
en el momento de su visión, la mayoría en el último Festival de Cannes) que
–esperamos- les puedan ser de utilidad al momento de escoger su camino por el
festival que se avecina.
1) Why don’t you play in hell?
Autoconciencia
y parodia, ficción y realidad constituyen las diversas capas de los círculos
concéntricos que conforman una habitual forma de narración sionista. Como en Strange circus, Love exposure o Cold fish,
las distintas historias o los distintos tiempos se imbrican unos en otros y
sólo al final (o a los finales, como en este caso) terminamos de comprender la
lógica dentro del caos. Así, sabemos que Sion Sono no se siente atado por los
mandatos de la lógica causal, y que los saltos temáticos, estéticos, narrativos
y temporales son una marca de fábrica. De todos modos, en un artista cuya
constante es la heterodoxia, sorprende el giro iniciado en The land of hope (vista
en Mar del Plata el año pasado) y ahora en Why
don’t you play in hell. Películas muy distintas entre sí, pero que marcan
algún tipo de viraje con la obra anterior. La primera, un melodrama cargado de
tensión, que nunca explota a la manera en que sucede en toda su obra anterior y
la presentada este año, bañada de sangre (como casi siempre, salvo en la citada
The land of hope), pero sin su ya
clásico componente de perversión. La referencia a la perversión no implica en
este caso una carga valorativa; quizás sería más adecuado hablar aquí de lo que
generalmente es concebido o presentado como tal, ya que el juicio moral es
ajeno al mundo de Sion Sono.
Conociendo
al director, seguramente este aparente cambio no sea estrictamente un viraje
sino una adición, un desvío (uno más), algo que agregar a su proteico universo.
De una a otra película, y dentro de cada una de ellas, la sorpresa es
permanente. No es habitual encontrar un ánimo tan constante de búsqueda y
variación en el cine contemporáneo.
2) Norte, the end of history
Norte, the end of history de Lav Diaz (Evolution of a Filipino family, Melancholia, Century
of birthing). Monumental obra de cuatro horas diez minutos de duración (aunque para este
director, esto es casi un corto metraje), la sala Debussy inusualmente vacía.
Posiblemente, dedicar 250 minutos a un solo film es una opción evitada por la
mayoría de la crítica que ha preferido buscar otros horizontes. Pues bien, se
han perdido una gran película. Lav Diaz propone una película-rio, en la cual
cruza las historias de un joven burgués, estudiante brillante de derecho,
preocupado por el estado del mundo y como cambiarlo, y otro, muy pobre, que ha
sufrido un accidente y debe empeñar lo que no tiene para mantener el negocio
familiar y dar comida y abrigo a los suyos. La prestamista de este último es
asesinada por el primero, pero el inocente es el que carga con las culpas y
termina en prisión. Norte… cuenta tanto por esta trama, como por los detalles de la vida de ambas
familias, su forma de relacionarse entre sí, su discurso y su actitud vital, su
entorno. La cámara discurre con elegancia entre ambientes cerrados y la
omnipresente naturaleza, descubriendo como, pese a los obstáculos, el
injustamente encarcelado no pierde el eje y llega a algo parecido a la
santidad, mientras que el asesino, acechado por su conciencia, desciende a
abismos cada vez más parecidos al infierno. Si bien podría pensarse en cierta
linealidad en el sentido que los pobres serian buenos de toda bondad en tanto
los poderosos representarían el mal en la tierra, lo cierto es que el asunto es
mucho más complejo que eso y no es allí donde apunta Díaz. De la revolución de
café al incesto y al asesinato, de la cárcel a la santidad (levitación
incluida), Norte… nos lleva a un universo demasiado tangible para ser mágico, sin por eso
carecer por completo de elementos fantásticos.
3) Grand Central
4) Salvo
Salvo, de Fabio Grassadonia y Antonio Piazza, se presentó en la Semana de la
crítica. No se por qué se me había metido en la cabeza que debía estar buena
esta película. Pero tenia razón. Un mafioso se defiende de un intento de
asesinato, matando a los sicarios y al cerebro de la operación, pero deja viva
a la hermana de este último, ciega, escondiendola de su propio grupo en una
fábrica abandonada. Esto es lo que sucede en la superficie, pero el
acercamiento de los directores, desde lo formal, da cuenta de que también están
hablando de otra cosa, en particular, de las maneras y los límites de la
percepción. La primera media hora de película es impactante. Sin el componente
de abstracción, la belleza de las imágenes remite a los primeros minutos de L’amico di famiglia, de Paolo Sorrentino. La primera persecución, las muertes, la entrada en
la casa donde se encuentra con Rita, la ciega, ponen el acento en el ritmo, la
respiración, la música, los silencios, los detalles. Una mano que se acomoda
una zapatilla, un tema musical que se repite, un rayo de luz que permite
divisar una figura. El encuentro entre el mafioso y su “víctima” es un choque
de planetas que cambia la percepción de ambos. De hecho Rita experimentará una
metamorfosis que permite dudar de su ceguera. Un descubrimiento de este
festival.
5) Tip top
En la Quincena de los realizadores, pude ver Tip Top, comedia francesa dirigida por Serge Bozon. La muestra de que el Festival sirve también para el lanzamiento de productos estrictamente comerciales de la industria local. Dos policías, mujeres, de asuntos internos, investigando el asesinato de un informante en el marco de algo que tendría que ver con la comunidad argelina. Solo para destacar que esas policías, además, son, una, sadomasoquista y la otra vouyeuse. Y que una esta interpretada por Isabelle Huppert y la otra por Sandrine Kiberlain. El timing de las dos es lo que levanta algo la puntería de una comedia de formato televisivo con unos cuanto chistes tremendamente groseros y berretas.
En la Quincena de los realizadores, pude ver Tip Top, comedia francesa dirigida por Serge Bozon. La muestra de que el Festival sirve también para el lanzamiento de productos estrictamente comerciales de la industria local. Dos policías, mujeres, de asuntos internos, investigando el asesinato de un informante en el marco de algo que tendría que ver con la comunidad argelina. Solo para destacar que esas policías, además, son, una, sadomasoquista y la otra vouyeuse. Y que una esta interpretada por Isabelle Huppert y la otra por Sandrine Kiberlain. El timing de las dos es lo que levanta algo la puntería de una comedia de formato televisivo con unos cuanto chistes tremendamente groseros y berretas.
Shields of straw, una nueva sorpresa del prolífico director japonés Takashi Miike. Las últimas películas del realizador a las que tuvimos acceso también habían sido particularmente buenas: For love’s sake (Cannes 2012 y Mar del Plata) y Lessons of evil (Roma 2012). Y, lamentablemente, no está a esa altura; cabe decirlo rápidamente. Sin embago, Miike no decepciona. La propuesta tiene que ver con un grupo de policías que tienen que llevar de un punto a otro del Japón a un asesino serial mientras los 125 millones de japoneses quieren matarlo, ya que el abuelo de una de las victimas ofreció una recompensa de un billón de yenes a quien lo hiciera. Es cierto que en este caso la acción esta dosificada, y el devenir tiene más que ver con la tensión que se provoca en el acecho y persecución. El componente político, no por juguetón y excesivo, deja de estar presente. Después de todo, tal como sucedía en Batalla real y tantas películas de género, los discursos no suelen ser el vehículo para el pensamiento crítico en el marco del cine, que se expresa mejor en la acción.
7) Un château en Italie
8) Sarah préfère la course
Sarah préfère la course, de Chloe Robichaud, representante canadiense en la sección Un certain regard, pone el foco en una chica de 20 años a lo que más le gusta en la vida es correr. La elección de una universidad, la obtención de una beca (matrimonio falseado mediante) y algún problema de salud, todos son elementos en su vida que favorecen o son obstáculos para lo que realmente le interesa: llegar a las Olimpíadas. Resulta interesante ver cómo la protagonista se relaciona con el mundo exterior, con su familia y su compañero de departamento (aquel con quien se casa para obtener aquella beca), ya que lo suyo pareciera ser la soledad y la inadecuación. Evidentemente, eso de correr ha de ser un deporte muy solitario (habrá que preguntarle a don Santiago García), y ello es lo que refleja esta película sin juzgar ni abrir juicio sobre las decisiones de su criatura principal. En fin, que no es lo mismo ser individualista y solitario que apático y egoísta.
9) Only lovers left alive
¿Por qué es que si nosotros hacemos determinada mención o llevamos adelante un acto quedamos como maleducados, groseros, lineales o superficiales y hay otras personas, con un accionar similar, parecen una cruza de Isidoro Cañones y James Bond en el mundo real? No es que me pretenda comparar, pero no puedo dejar de pensar que hay un determinado ángel, un aura, un savoir faire o una elegancia que es innata y que solo unos pocos poseen. Jim Jarmusch es uno de esos elegidos. Only lovers left alive es una película más pequeña, menos pretenciosa que Los límites del control. En ella encontramos unos vampiros que sobreviven desde tiempos inmemoriales, Adán y Eva, enamorados, entre sí y de todas las cosas bellas que hay en el mundo (la música, sobre todo, las más inasible y etérea de todas las artes). Lástima que estas –las cosas bellas-son cada vez menos, porque los zombis (nosotros, aquellos a quienes la elegancia nos está vedada) todo lo destruimos. Todo es romántico, nostálgico y encantador. Las citas se multiplican, de Shakespeare a Buster Keaton: la idea es que, en realidad, todo lo importante acaecido en el mundo (de las ciencias a las artes) tiene que ver con la presencia de estos seres fantásticos, en vía de extinción. Algunas citas son un poco obvias, superficiales. Sin embargo, funcionan generando momentos de humor logrado y, otra vez, lo que en labios de otro puede sonar a perogrullada, en los de Jim Jarmusch es un hermoso haiku.
10) Algunas chicas
Pude ver esta película en el Festival de Río de Janeiro, en septiembre de 2013. En ese momento, escribí esto para la cobertura de la muestra en El Amante: "Alejo Moguillansky acompañó El loro y el cisne y Santiago Palavecino Algunas chicas (ya presentada en Venecia). Y a esta película dedico este último párrafo. El director de Chacabuco viene precedido de la prometedora Otra vuelta y de la muy injustamente ignorada por la mayoría de la crítica La vida nueva (me remito a mi crítica en esta revista). Algunas chicas dialoga con estas películas, aun cuando profundiza ese halo de misterio que las caracteriza. La pretendida historia que mueve la trama tiene que ver con la llegada de Celina –que intenta descansar y recuperarse de un fracaso matrimonial– a la casa de una amiga del colegio que la invita a pasar unos días en el campo. Desde el inicio se advierte que algo extraño estaría ocurriendo con Paula, la hija de la pareja de anfitriones; y allí están Martina y Nené para confirmar esa sospecha. El universo femenino como territorio insondable y desconocido y las alteraciones temporales que remiten al mágico influjo de Venecia rojo shocking (con la que también comparte la constante acechanza de la muerte) componen sólo una parte de una película que reclama una segunda visión. Y de una visión en cine; por cuanto el cuidado del trabajo con las imágenes y un sorprendente y perfecto diseño de sonido (el extrañamiento, el clima, el diálogo con el terror responden en gran medida a cómo suena esta película) sólo en una buena sala de cine pueden apreciarse en toda su intensidad y sutileza."
Pude ver esta película en el Festival de Río de Janeiro, en septiembre de 2013. En ese momento, escribí esto para la cobertura de la muestra en El Amante: "Alejo Moguillansky acompañó El loro y el cisne y Santiago Palavecino Algunas chicas (ya presentada en Venecia). Y a esta película dedico este último párrafo. El director de Chacabuco viene precedido de la prometedora Otra vuelta y de la muy injustamente ignorada por la mayoría de la crítica La vida nueva (me remito a mi crítica en esta revista). Algunas chicas dialoga con estas películas, aun cuando profundiza ese halo de misterio que las caracteriza. La pretendida historia que mueve la trama tiene que ver con la llegada de Celina –que intenta descansar y recuperarse de un fracaso matrimonial– a la casa de una amiga del colegio que la invita a pasar unos días en el campo. Desde el inicio se advierte que algo extraño estaría ocurriendo con Paula, la hija de la pareja de anfitriones; y allí están Martina y Nené para confirmar esa sospecha. El universo femenino como territorio insondable y desconocido y las alteraciones temporales que remiten al mágico influjo de Venecia rojo shocking (con la que también comparte la constante acechanza de la muerte) componen sólo una parte de una película que reclama una segunda visión. Y de una visión en cine; por cuanto el cuidado del trabajo con las imágenes y un sorprendente y perfecto diseño de sonido (el extrañamiento, el clima, el diálogo con el terror responden en gran medida a cómo suena esta película) sólo en una buena sala de cine pueden apreciarse en toda su intensidad y sutileza."
Bonus track
Recomendar ver todo lo
que se pueda de las películas de Schlieper constituye a esta altura casi una
redundancia. Otro tanto sucede con los clásicos que podrán verse en copias de
una calidad que sólo el festival permite (incluyendo en el ambiguo y proteico
término de “clásico” obras como Jules et
Jim o La gran ilusión, pero
también Shivers y Calles de fuego). Así que sólo haré
referencia a algunas otras películas que pude ver y que también valen la pena
(aunque requerirían de un poco más de tiempo y espacio para hacerles justicia):
(a) Michel Petrucciani, de Michael –El cartero- Radford. La película resulta
más interesante por lo increíble e inigualable del personaje retratado que por
los relativos méritos de su director. Pero sí; vale –y mucho- la pena. (b) Fantasmas de la ruta, de José Celestino
Campusano. Con sus más de tres horas de duración, el director de Vil romance, Vikingo y Fango demuestra
su capacidad para narrar y para atraparnos en sus historias. Como siempre su
particular tono, sus geografías y tonos actorales demuestran la plena forma y
la originalidad de un creador impar. (c)
La laguna, de Gastón Bottaro y Luciano Juncos. Cruza de western e historia
de iniciación en la sierra cordobesa en la cual Germán de Silva vuelve a
demostrar que es un gran actor de cine. (d) La
gran noticia, de Lionel Baier. Periodismo radial de franceses en la
Portugal de la Revolución de los Claveles. Amabilidad, libertad y Valérie
Donzelli (Declaración de vida), que se muestra como una gran comediante. (e) Our sunhi, de Hong Sangsoo. Belleza y
felicidad absoluta. Comedia encantadora que ya pasó por el Festival de Mar del
Plata, pero que seguramente volveré a ver.
Eso ha sido todo. Buen
BAFICI para todos. Y todas.
Fernando E. Juan Lima
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