viernes, 3 de agosto de 2012

El camino del vino (por Sergio M. Napoli)


El camino del vino (Argentina/2010)
Guión y Dirección: Nicolás Carreras.
Fotografía y sonido: Esteban Perroud.
Música: Juan Pablo de Mendonca.

           




En busca del paladar perdido


Charlie Arturaola es un renombrado sommelier internacional que repentinamente, y durante su participación en el evento Master of Foods and Wine en Mendoza, advierte que ha perdido el paladar, lo que significa que ya no puede distinguir los sabores y cepas de vinos.
Aterrado y aturdido por el desgaste de su “instrumento” de trabajo decide acudir a sus colegas en busca de una solución. Alguien le sugiere que su problema acabará cuando pruebe el mejor vino de Mendoza. Convencido, inicia un viaje por las más selectas bodegas de la provincia tras esa preciada copa que ponga fin a su sufrir. Claro que para lograr que dueños y administradores le dejen probar, sin costos, sus mejores productos, deberá valerse de una serie de “mentiras blancas al estilo Hollywood”, como el mismo las denomina.
Este será sólo el principio de su periplo por el mundo de la vid, que comienza por selectos salones y las más prestigiosas bodegas para continuar en mesas mucho más humildes, en los campos y viñedos mendocinos y derivar, finalmente, en rumbos más personales e inesperados. Todo ello con el vino como hilo conductor.
Nicolás Carreras decidió asumir riesgos con su ópera prima, El primero de ellos es el de concebir a su película desde el cruce de géneros, lo que hace que resulte por momentos difícil reconocer y distinguir lo ficcional de lo estrictamente documental. Sin embargo, El camino del vino no es un falso documental, pues a diferencia de éstos, todos a quienes vemos en pantalla, partiendo del propio Arturaola, son lo que dicen ser, es decir, sommeliers, bodegueros, cosechadores o simples bebedores de vino y se mueven un mundo que les es propio. Por otra parte tanto el registro de la cámara como las situaciones que se presentan ante ella hace que en muchos pasajes nos asalten dudas respecto de cuanto hay de ficción y cuanto hay de realidad en aquello que estamos viendo. Esta incertidumbre impregna la película y obliga al espectador a reformular muchas veces sus ideas sobre lo que ocurre en pantalla.
Por otra parte, Carreras se aparta del tono de gravedad y seriedad que parece aquejar patológicamente al cine documental nacional para contar, en forma ligera y casi como comedia, una historia que si bien comienza centrada en el mundo y la industria del vino, termina explorando aspectos más personales del sommelier en crisis.
 Es justamente la elección de Arturaola uno de los mas grandes aciertos del director. Su simpatía, sus anécdotas y su condición de “showman” hacen que uno quiera acompañarlo en su viaje y verlo alcanzar objetivo. Los disparatados diálogos que mantiene con Donato De Santis (si!!!  el chef italiano de El Gourmet) luego de cada una de sus fallidas experiencias difícilmente puedan hallarse en las comedias argentinas de los últimos tiempos.
Todos estos factores hacen de El camino del vino una película disfrutable que nos acerca, en modo amable y sin solemnidades, no sólo al negocio y la industria del vino, sino al mundo más personal e íntimos de unos de los integrantes de ese mundo.


                                               Sergio M. Napoli

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