El
camino del vino (Argentina/2010)
Guión y Dirección: Nicolás Carreras.
Fotografía y sonido: Esteban Perroud.
Música: Juan Pablo de Mendonca.
En busca del paladar perdido
Charlie Arturaola
es un renombrado sommelier internacional que repentinamente, y durante su
participación en el evento Master of Foods and Wine en Mendoza, advierte que ha
perdido el paladar, lo que significa que ya no puede distinguir los sabores y
cepas de vinos.
Aterrado y
aturdido por el desgaste de su “instrumento” de trabajo decide acudir a sus
colegas en busca de una solución. Alguien le sugiere que su problema acabará
cuando pruebe el mejor vino de Mendoza. Convencido, inicia un viaje por las más
selectas bodegas de la provincia tras esa preciada copa que ponga fin a su
sufrir. Claro que para lograr que dueños y administradores le dejen probar, sin
costos, sus mejores productos, deberá valerse de una serie de “mentiras blancas
al estilo Hollywood”, como el mismo las denomina.
Este será sólo el
principio de su periplo por el mundo de la vid, que comienza por selectos salones
y las más prestigiosas bodegas para continuar en mesas mucho más humildes, en
los campos y viñedos mendocinos y derivar, finalmente, en rumbos más personales
e inesperados. Todo ello con el vino como hilo conductor.
Nicolás Carreras
decidió asumir riesgos con su ópera prima, El primero de ellos es el de
concebir a su película desde el cruce de géneros, lo que hace que resulte por
momentos difícil reconocer y distinguir lo ficcional de lo estrictamente documental.
Sin embargo, El camino del vino no es
un falso documental, pues a diferencia de éstos, todos a quienes vemos en
pantalla, partiendo del propio Arturaola, son lo que dicen ser, es decir,
sommeliers, bodegueros, cosechadores o simples bebedores de vino y se mueven un
mundo que les es propio. Por otra parte tanto el registro de la cámara como las
situaciones que se presentan ante ella hace que en muchos pasajes nos asalten
dudas respecto de cuanto hay de ficción y cuanto hay de realidad en aquello que
estamos viendo. Esta incertidumbre impregna la película y obliga al espectador
a reformular muchas veces sus ideas sobre lo que ocurre en pantalla.
Por otra parte, Carreras
se aparta del tono de gravedad y seriedad que parece aquejar patológicamente al
cine documental nacional para contar, en forma ligera y casi como comedia, una
historia que si bien comienza centrada en el mundo y la industria del vino,
termina explorando aspectos más personales del sommelier en crisis.
Es justamente la elección de Arturaola uno de
los mas grandes aciertos del director. Su simpatía, sus anécdotas y su
condición de “showman” hacen que uno quiera acompañarlo en su viaje y verlo alcanzar
objetivo. Los disparatados diálogos que mantiene con Donato De Santis (si!!! el chef italiano de El Gourmet) luego de cada
una de sus fallidas experiencias difícilmente puedan hallarse en las comedias
argentinas de los últimos tiempos.
Todos estos
factores hacen de El camino del vino
una película disfrutable que nos acerca, en modo amable y sin solemnidades, no
sólo al negocio y la industria del vino, sino al mundo más personal e íntimos
de unos de los integrantes de ese mundo.
Sergio
M. Napoli
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